He querido compartir este episodio como respuesta a algo que escucho con muchísima frecuencia:
🗯️ “Mis hormonas me traen loca.”
🗯️ “He subido muchísimo de peso por la menopausia.”
🗯️ “Todo me duele gracias a la menopausia.”
🗯️ “Se me descompuso la tiroides por la menopausia.”
🗯️ “No duermo, no quiero hacer ejercicio, todo me cae mal… todo me pone mal.”
Y entiendo.
Son frases que nacen del cansancio, del miedo, de la frustración.
Durante muchos años he acompañado a mujeres (la mayoría mayores de 40) en la búsqueda de su mejor versión: queriendo soltar el peso extra, dejar de comer por emociones y reencontrarse con ellas mismas.
Y en este camino, me he especializado también en el tema de los cambios hormonales.
Hace algunos años, en un curso sobre este tema, titulé una de las clases “Menopausia espectacular.”
Y sí, fue impactante… incluso chocante para muchas.
Porque claro, cuando alguien está viviendo síntomas fuertes como: bochornos, insomnio, irritabilidad, aumento de peso... escuchar la frase “menopausia espectacular” puede sonar hasta ofensivo.
Y lo entiendo.
Pero justamente de eso se trata este episodio.
De responder a esta etapa desde otra perspectiva, una más consciente, más compasiva… y más poderosa.
Y lo primero quiero decirte:
🧡 No estás sola. Y si!! Tu si puedes transitar esta etapa mientras sigues creando tu mejor versión.
En este episodio, compartiré contigo lo que me ha ayudado a transitar mis propios cambios hormonales de la mejor manera, lo que sigo aprendiendo, lo que aplico y lo que me encantaría que compartiéramos con nuestras hijas para evitarles tanto sufrimiento innecesario.
Si dejáramos de cometer este error… nuestra experiencia sería completamente distinta.
Los resultados que generamos en la vida son reflejo directo de nuestros pensamientos.
Y esas creencias colectivas que absorbemos sin darnos cuenta… nos programan.
He sabido de médicos que le dicen a mujeres de 45 años:
🗯️ “Acéptalo, ya vas en declive.”
Es común para muchas de nostotra escuchar frases como:
🗯️ “Está loca, seguro está menopáusica.”
🗯️“Los achaques de la menopausia son lo peor.”
Y claro, con esas referencias, ¿qué imagen creamos en nuestra mente?
Una etapa oscura, dolorosa, sin brillo.
Pero la realidad es otra.
Los síntomas son solo expresiones del cuerpo que piden atención, como lo han hecho toda la vida. Y si no todo lo que sentimos y experimentamos es culpa de la menopausia?
Esta etapa no es solo menopausia: abarca la peri, la meno y la postmenopausia.
Es un proceso de años, una transición, una evolución.
Y si cambiamos la mirada, podemos verla como lo que realmente es:
una época de reinvención, de transformación, de madurez.
Un recordatorio de que estamos vivas, de que hemos cerrado un ciclo precioso: la etapa de procrear! Y que ahora llega otro lleno de sabiduría, libertad y propósito.
A mí me gusta imaginarlo como una mariposa abriendo sus alas, amplia, orgullosa,
lista para explorar nuevos cielos y posibilidades.
Y desde esa imagen… sí, es posible cambiar nuestra mirada.
Por eso, cuando en mis clases titulé “Menopausia espectacular”, no lo hice desde la negación del malestar, sino desde la propuesta de abrirnos a otra historia.
“Espectacular” no significa perfecta.
Significa grandiosa, viva, significativa.
Así que cuando escuches o tu misma te veas recitando frases como
🗯️ ¡Qué horror la menopausia!”
🗯️ “Estoy harta de esto”…
No te juzgues. Solo pausa.
Y agrega una nueva frase, algo como:
🗯️ “Y esto también es un regalo. Estoy viva.”
Considéralo, cambiar tu mirada sobre la menopausia no borra los síntomas, pero transforma tu experiencia y hasta tu respuesta esos mismo síntomas.
💥 Error #2.
Acudir a la comida como consuelo ante el malestar
Cuando estamos pasando por cambios hormonales, el cuerpo y las emociones se sienten distintas.
Y como no siempre sabemos cómo expresarlo o cómo atenderlo, solemos buscar refugio en algo que nos dé alivio inmediato: la comida.
Porque sí… la comida da placer. Y especialmente esa cargada de harinas, azúcar, postres, panecitos o vino (que además son los alimentos que más nos inflaman)
Nos dan una calma rápida… pero es solo momentánea.
Y aquí está el punto importante: justo esos alimentos que más se antojan son los que pueden hacer que los síntomas hormonales se vuelvan más intensos y más crónicos.
Nos sentimos más hinchadas, más irritables, más cansadas… y entramos en un círculo difícil de romper.
Por eso, más que dejar de comer, te invito a alimentarte bien.
Llénate de variedad, de colores, de texturas, de sabores naturales.
Incluye proteínas de buena calidad, y no le tengas miedo a las grasas buenas: son las que te dan saciedad y ayudan a equilibrar tus hormonas.
Yo no promuevo pesar ni medir la comida. Considero que ya tenemos estrés suficiente como para agregar a nuestra vida el estrés de medir y contar nuestra comida.
A mí me gusta usar una guía sencilla que llamo VerProGra:
💚 VER de verduras,
🧡 PRO de proteína,
💛 GRA de grasas buenas.
Imagina tu plato así: más verduras, suficiente proteína, y una porción generosa de grasa buena.
Ese plato te nutre, te calma y te da energía sostenida.
Si quieres probar algo distinto, te invito a hacer un pequeño experimento de 21 días:
Deja el azúcar, las harinas, el alcohol y los lácteos por un tiempo… y observa cómo te sientes.
Sí, es incómodo al principio.
Pero muchas veces, cuando los dejas, descubres algo maravilloso:
que la incomodidad de eliminarlos es mucho menor que la incomodidad que te provocaban.
Y cuando sientes el bienestar en tu cuerpo…te enamoras de lo que te hace bien.
Llevar un diario de alimentos y sensaciones puede ser una herramienta poderosa.
No solo anotes qué comes, sino cómo te sientes antes y después.
Verás cómo empiezas a identificar patrones y a recuperar poder sobre tus decisiones.
Así que sí, el Error #2 es acudir a la comida como consuelo ante el malestar.
Y la propuesta es esta: busca otro tipo de alimento.
Encuentra consuelo en el movimiento,
en el descanso,
en una pausa consciente,
en una actividad que disfrutes,
en un momento de conexión contigo o con alguien más.
Y no olvides alimentarte también espiritualmente.
A veces, lo que el cuerpo pide con hambre…
es atención, ternura y presencia. 🦋
Otro error muy común en esta etapa es esperar que los demás nos comprendan, nos sostengan o nos consuelen.
Y claro… sería hermoso tener un marido comprensivo, hijos atentos, amigas que nos lean la mente y sepan exactamente lo que necesitamos.
Pero la realidad es que eso rara vez sucede.
No porque no nos amen, sino porque no hay manera de que entiendan exactamente lo que sentimos.
Ellos no lo están viviendo.
Y además, no saben —ni sabrán nunca— lo que pasa dentro de nuestro cuerpo y de nuestra mente.
Por eso, tener expectativas demasiado altas suele terminar en decepción y más frustración.
Así que, en lugar de esperar que adivinen lo que necesitamos… exprésalo.
Pídelo con claridad.
Y sobre todo, aprende a darte tú lo que necesitas.
Hazte preguntas con amor:
🗯️ “¿Qué necesito realmente ahora?”
🗯️ “¿Qué puedo hacer yo para sostenerme mejor?”
A veces la respuesta es simple: descanso, silencio, un baño caliente, moverte, llorar, pedir un abrazo, decir “no puedo con todo hoy”.
Y eso no significa cerrarte al apoyo de los demás.
Significa tomar responsabilidad amorosa por tu bienestar.
No comparto esto desde el desprecio hacia los hombres o la familia,
sino desde el lugar de madurez emocional que implica reconocer:
que cuando tú te haces cargo de ti,
te vuelves más disponible para los demás,
y puedes amar sin agotarte.
Porque cuando aprendes a darte lo que necesitas,
ya no exiges desde la carencia,
sino que compartes desde la plenitud. 🦋
Otro error muy común en esta etapa es aferrarnos a planes demasiado rígidos.
Contar gramos de proteína, medir porciones exactas, cumplir horarios fijos de comida o ayuno…y sí, todo eso puede tener beneficios.
Es cierto que comer más proteína ayuda muchísimo, que dejar espacios entre comidas es saludable, que respetar nuestros ritmos circadianos (comer de día, descansar de noche)
es fundamental.
Todo eso es verdad. Pero lo que no queremos es convertirlo en otra fuente de estrés.
Porque cuando todo se vuelve un
🗯️ “tengo que”,
perdemos la conexión con el propósito real: sentirnos bien.
El cuerpo no necesita control, necesita coherencia...amor, cuidado.
Y la coherencia se logra desde la escucha, no desde la rigidez.
Por eso, mi propuesta es que encuentres tu propio ritmo,
que experimentes, que observes cómo te sientes con lo que haces,
y que te des permiso de ajustar sin culpa.
A mí me gusta usar un acrónimo que resume esta idea: SI ES.
Tu plan debe ser:
S de Sustentable: que puedas mantenerlo a largo plazo.
I de Incómodo: porque sí, crecer y cambiar cuesta un poco, y eso está bien.
E de Eficiente: que funcione, que te dé resultados visibles y bienestar real.
S de Síguelo con amor, con paciencia y con determinación (No con perfección)
Porque el amor… le da equilibrio a tus hormonas. 🦋
Y llegamos al último error…
y quizá el más importante.
Vivir en modo “hacer, hacer, hacer”.
Estar ocupada todo el tiempo, resolviendo, atendiendo, cumpliendo…sin permitirte recordar que tu valor no se basa en lo que haces, sino en quién eres.
Nos acostumbramos a medirnos por productividad, por resultados, por la lista de tareas completadas…y se nos olvida que lo que realmente sostiene nuestras hormonas, nuestro cuerpo y nuestra alma,no es la acción constante, sino la pausa consciente.
Conectar con tu propósito, alimentar tu espíritu, no requiere hacer más… requiere estar más presente.
Permítete momentos sin justificarte:
respira profundo,
descansa,
duerme bien,
tómate un rato sin hacer nada.
Y si este punto te causa confusión, obsérvalo con curiosidad…
Probablemente es porque es lo que menos te permites practicar.
Quizá llevas tanto tiempo enfocada en lo que “tienes que hacer”:
qué comer, qué no comer,
cuánto cardio, cuánta fuerza, cuántas horas dormir…
que olvidaste lo esencial:
aprender a parar.
Porque cada vez que paras,
tu cuerpo se regula,
tu mente se calma,
y tu espíritu se expande.
Practica parar.
Practica respirar.
Practica vivir el regalo de estar viva. 🦋
Y hasta aquí, los cinco errores que considero comunes, que pueden estar descontrolando tus hormonas y haciéndote sentir cansada, ansiosa, irritable o con el peso estancado.
Si te quedas con una sola idea de este episodio, que sea esta:
🧡 Tu cuerpo no está fallando.
🧡 Está buscando equilibrio.
🧡 Y ese equilibrio empieza cuando tú dejas de luchar contra ti misma
🧡 y comienzas a escucharte con amor.
Recuerda que cada síntoma es un mensaje.
Y que cada etapa de tu vida puede volverse espectacular
si cambias la mirada con la que la vives.
No necesitas hacerlo perfecto,
solo hacerlo con presencia, paciencia y amor.
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Y desde ya te estaré compartiendo más tips y te mantendré al tanto de cuando volveremos a abrir las puertas para que puedas unirte!
Estaré encantada de acompañarte en tu camino.
Vive espectacular.
Con cariño,
Tu coach Mónica
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