291. Cuando la bolsa de totopos no es suficiente

 

 

¿Te ha pasado que tienes una sensación como de “un poquito de hambre”? Necesitas un “alguito” y te preparas algo... unas tostadas, unas papitas con limoncito, te las acabas, y notas que esa necesidad sigue ahí. Luego quizás vas por una segunda servida, o directamente sigues con la bolsa hasta que se acaba. Y al final, te queda una sensación de: “Uy, comí mucho... pero siento que aún necesito algo más”.

Quizás no te pasa con los totopos, pero sí con unos cacahuates, fritos, taquis, nieve o chocolate. Con algo que no era precisamente lo que planeabas comer, pero que en cierto momento del día sientes que necesitas. Te lo comes… y aún así sientes que no es suficiente.

Bueno, a mí sí me ha pasado.


Y fue justo en uno de esos momentos cuando me detuve y me pregunté:
“Ok… si la bolsa de totopos no es suficiente, ¿qué es lo que realmente necesito?”

Hace unos días me descubrí experimentando hambre emocional. Y no, no siempre la identifico al instante.

Hace unas semanas, dentro de Mi Mejor Versión, algunas participantes compartieron conmigo que tenían dificultades para diseñar su plan de comida. A partir de eso, retomamos juntas las herramientas básicas y encontramos una estrategia eficiente para que cada quien pudiera diseñar su propio plan de alimentos, de acuerdo a sus gustos, necesidades y objetivos. Una verdadera gozada el recorrido de estas últimas semanas, enfocándonos en que cada una tenga la certeza de que sí puede diseñar su plan ideal.

Y yo también lo hice. Hice mi plan, lo estaba siguiendo, lo estaba disfrutando.
Pero me di cuenta de algo: por las tardes me costaba seguirlo.
No porque en mi plan de las tardes no incluyera comida rica, sustanciosa o práctica. Pero aun así, en las tardes notaba que necesitaba un “alguito extra”.

Y al observarlo con compasión, entendí que no era que me estuviera reprimiendo o castigando. Lo que estaba sintiendo era hambre emocional. Esa urgencia, esa necesidad, ese vacío que no se sacia con dulce, salado, crunchy ni chocolate.

Nada era suficiente.
Y ante esa dificultad, lo más poderoso que pude hacer fue pausar, respirar y preguntarme:
¿Qué es lo que realmente estoy necesitando?

Me di cuenta de algo que ya sabía, pero que incluso a mí, con años en este camino, a veces se me olvida:
No era hambre física, era hambre emocional.

Te comparto esto no porque tenga todas las respuestas, sino porque muchas veces nos dejamos llevar por lo que sentimos que “necesitamos” en automático. No nos detenemos a observar ni a preguntarnos si eso que creemos necesitar es real.

Esto es justo lo que hace toda la diferencia en los resultados de mis clientas. No porque sigamos el plan más clean, más orgánico, más antiinflamatorio… sino porque aprendemos a escuchar a nuestro cuerpo y sus verdaderas necesidades.

Y en mi caso, fue al practicar una y otra vez las herramientas que pude reconocer que lo que estaba intentando tapar con comida eran emociones.
En lugar de pensar “necesito snacks más pesados, cenas más abundantes, totopos, chocolate…”, me abrí a la pregunta:

¿Qué es lo que realmente necesito?

Y al hacerlo, pude abrirme también a explorar otros “alimentos” que calman esta hambre insaciable:
Pausas.
Descanso.
Movimiento.
Desconectarme de redes.
Regalarme una frase que me calme y me sostenga.

Tú sabes que yo no estoy en contra de la comida, ni de los totopos, ni del chocolate.
Estoy en contra de que creamos que no podemos vivir sin ellos, o de que no nos permitamos descubrir lo saciador que puede ser el descanso, el silencio, la conexión, el respirar, el dormir, el movernos, el bailar.

Por más que sepamos lo que más nos conviene comer, todas necesitamos reconocer el valor de detenernos, observarnos y aprender a procesar lo que sentimos.

Y si esto te está haciendo sentido, quiero dejarte algo muy claro y práctico:

💥 ¿Cómo saber si es hambre física o emocional?

1. El hambre física se siente en el cuerpo.
Tu estómago lo pide. No hay duda.
La emocional viene de la mente. Aparece de pronto, se detona por algo: la hora, un olor, un comentario.

2. El hambre física es flexible.
Puedes comer cualquier alimento real y te sacia.
La emocional exige algo específico: pastel, nieve, totopos, chocolate.

3. El hambre física se sacia y te deja en paz.
Comes y te sientes nutrida, satisfecha, tranquila.
La emocional parece insaciable. Comes… y aún quieres más. Suele dejarte con culpa, frustración o incomodidad.

🔥 Haz la prueba de la pausa.
Cuando tengas duda, respira y haz una pausa de 30 minutos.
Si el hambre sigue ahí, come algo y disfrútalo.
Si se disuelve o cambia, ahí tienes tu respuesta: era tu cuerpo necesitando otra cosa.

Insisto: esto no se trata de dejar de comer.
Come lo que te hace bien.
Algo poderoso es hacer un plan semanal, y cada mañana —cuando estás clara, descansada y conectada con tus objetivos— ajusta tu plan del día y disponte a seguirlo.

Si en la tarde, cuando estás cansada, sientes una urgencia desesperada por algo que no estaba en tu plan, respira… de verdad: respira con todo tu corazón.
Y pregúntate con honestidad:
¿Qué es lo que realmente necesito?

Prueba con nuevos alimentos que no son precisamente comida. Sé paciente.
Tú puedes hacerlo.

Y si se te antoja mucho, mucho algo, anótalo.
Tal vez quieras incluirlo en otro momento, cuando estés en calma y sepas que lo vas a disfrutar con total conciencia.

Eso solo hará que disfrutes más tus elecciones.
Que reconozcas que muchas veces lo que necesitas no es comida, sino descanso, conexión, presencia, silencio, movimiento… tiempo para ti.

Como todo lo que comparto, esto es una invitación a que pruebes y compruebes que cuando cambiamos nuestra manera de pensar, cambiamos espectacularmente nuestra manera de vivir.Sí, podemos lograr nuestra mejor versión.

💌 Si quieres ser parte de Mi Mejor Versión, el espacio de acompañamiento que he creado para compartir contigo estas estrategias y llevarlas a un siguiente nivel hasta hacerlas vida.
Accede a monicasosa.com/mmv para unirte en primera fila en cuanto vuelva a abrir las puertas.

Con cariño,

Tu coach Mónica.

Close

 

Dame por favor tus datos para poder compartir contigo cada semana estas herramientas que sé que funcionan. 

* Si no recibes inmediatamente un correo de confirmación, busca por favor en el fólder de spam